Arena suelta

 Por Tayde González Arias

 

 Antes de la conquista en el año de 1521, los pobladores de Tenochtitlan ya usaban los hongos y el peyote, con motivos espirituales. Pero fue Hernán Cortés, quien introdujo las plantas de marihuana a nuestro país, para fabricar textiles con su fibra, aunque los mexicas le dieron otro uso y comenzaron a consumirla en rituales. Más adelante, en la época de la colonia, la hierba se popularizó entre curanderos y chamanes para usarse con fines medicinales, así pasaron 300 años, para que después de 1810, la fama de las propiedades curativas se extendiera entre los habitantes del recién creado Distrito Federal.

En las siguientes décadas al Porfiriato, la marihuana se comercializaba en los mercados como el de la merced, para ese tiempo se comenzó a hablar en nuestro país de la cocaína, cuyo valor oscila los 50 centavos el gramo, y la heroína que se recomendaba como remedio. Para la tos, para los primeros años del siglo XX, estas drogas eran consumidas por presos y soldados, pero también por habitantes de colonias populares y barrios, así como personas adineradas.

En algunas canciones de la revolución se hacía mención a la marihuana, sin embargo, las ideas carrancistas, cuestionaban su consumo como crimen y degeneración, por lo que las autoridades pusieron condiciones para realizar la venta y en algunas boticas o farmacias solo se vendían con receta, aunque se seguía consiguiendo sin restricciones en los mercados como el de San Juan y Loreto.

Al llegar a 1920, se suscitó un momento importante en la historia que estamos comentando, pues en ese año fue cuando se prohibió el cultivo y la comercialización de la marihuana, por lo que los comerciantes se convirtieron en traficantes, y los consumidores en viciosos. Así nació una nueva actividad delictiva denominada narcotráfico, para que diez años después, comiencen a ser visibles los primeros narcotraficantes.  

Nombres como Félix Othón Sánchez conocido como “el zar de la droga”, Felisa Velázquez, “La reina de la marihuana”, Sixto Varga Rivas “el tigre del pedregal” o María Dolores Estévez, alias “Lola la Chata”, se volvieron famosos por traficar con sustancias que ya habían sido restringidas en el entonces Distrito Federal. En esa época las calles de Peña y Peña o mesones, eran conocidas por ser lugares donde operaban fumaderos de opio, lo mismo que en el centro de la Ciudad y Tepito.

En la Alameda Central se llegaron a descubrir plantíos de marihuana y decomisos importantes. al igual que en San Ángel, Tláhuac, la colonia Roma e Iztapalapa.  

Sin embargo, en febrero de 1940, el gobierno de Lázaro Cárdenas, despenalizó las drogas, por lo que los consumidores podían recibir dosis controladas de marihuana, cocaína y heroína, sin embargo, sólo cinco meses después sucedió un desabasto de drogas, y con las presiones de Estados Unidos, las drogas volvieron a prohibirse.

Durante la década de los 50, los grandes decomisos de drogas fueron a gran escala, y se dieron detenciones de conocidos narcotraficantes, mismos que fueron noticia en los medios de comunicación que existían en la época. Para los años 60, el consumo se popularizó entre los círculos estudiantiles y zonas acaudaladas de la capital mexicana. En los 70s, se vivió una masiva criminalización de los consumidores, justo después del festival de Rock de Avándaro, comenzando a sonar los famosos narcocorridos y las películas que versaban sobre el tema. Los 80s, fue un periodo marcado por la detención de “el negro Durazo” al cual se le relacionó con el narco, al igual que el asesinato de Manuel Buendía, tras sacar a la luz pública la relación entre el narco y el gobierno. Para los 90s, “papa cornejo” formó lo que ahora se conocer como “la unión Tepito”, que con posterioridad dirigiera entre otros, “el tanque”, del mismo modo en otras áreas de la ciudad comenzaron a aparecer carteles, que distribuían en las famosas “tienditas”, y comenzaron a surgir las drogas sintéticas.

En el 2007, se recuerda el aseguramiento millonario de Zhenli Ye Gon, relacionado con el crimen organizado, en Lomas de Chapultepec, las detenciones de “El Rey” Zambada, en Lindavista, “La Reina del Pacifico”, en Polanco, y Vicente Zambada en el Pedregal, así como del hijo del conocido como “el señor de los cielos” en bosques de las lomas. Mientras que en el 2010 es detenido “La Barbie”, y se convierte en noticia internacional, siendo estos hechos los que ocasionaron reorganizaciones de los grupos delincuenciales, reaparición de nuevas agrupaciones o carteles, que bajo actos siniestros en los que incluso sicarios se han vestido de mariachis para matar, hundiendo a la ahora ciudad de México en la tierra de nadie.