En el estado de Michoacán, propiamente en la Región Purépecha, dicha acción es una de las más coloridas, llena de misticismo, historia, costumbres, tradiciones y significados, todo, como resultado del sincretismo cultural prehispánico y la religión cristiana traída con la conquista española.
Los purépechas creen firmemente en la supervivencia del hombre después de la muerte. La base de esta tradición radica en la división del hombre en cuerpo y alma. El alma reside en el corazón (mintzita) y tenemos la creencia de que el alma regresa a la tierra. Desde tiempos prehispánicos se celebra su venida con la también llamada “Fiesta de las Ánimas”.
A la llegada del cristianismo, dicha fiesta coincidió con la celebración del “Día de Todos los Santos” y al fusionarse ambas culturas, se culminó con lo que ahora vemos y conocemos como la Noche de Muertos o de Ánimas.
El ambiente próximo a la celebración se puede sentir en los hogares y en las calles. La venta de flor de Cempasúchil en mercados y plazas, así como de calaveritas de azúcar, llenan el ambiente de un misticismo sinigual.
Se dice que el arribo de las mariposas monarcas en el mes de octubre, representan la llegada de las ánimas.
El día primero de noviembre se inicia con la celebración a los Sapichus o angelitos, que son los niños que murieron sin casarse, a quienes se les prepara alimentos, dulces y juguetes; se convive con ellos y se les celebran misas en el panteón.
Mientras que a los adultos se les elabora un altar en casa, con objetos y alimentos que disfrutaban en vida.
Para la media noche del día 2 de noviembre, las almas de los muertos adultos llegan al panteón, a éstas hay que guiarlas con cohetes y luces de velas; sus parientes inician la velación que perdura durante toda la noche.
Una acción importante de esta celebración son las solemnidades eucarísticas, tal vez la parte menos vistosa, pero muy importante para las personas de las comunidades, pues con días de anticipación se realizan novenarios, rosarios y misas; existen responsabilidades para los habitantes y para los cargueros encargados de organizar los eventos, mientras que los jóvenes y niños cumplen con rituales dentro de su comunidad, que son la esencia que mantiene la tradición y la cultura dentro de los pueblos originarios.
La figura que forman los adornos en la tumba tiene que ver con la cosmogonía, es decir, representa los cuatro puntos cardinales, el centro del universo y la cruz cristiana.
Y los elementos que se colocan en las ofrendas son: la “sal” como elemento de purificación, para que el cuerpo no se corrompa en su viaje; el “agua” es la fuente de la vida y se ofrece a las ánimas para que mitiguen la sed después de su recorrido; las “velas” y veladoras significan la luz y la fe para alumbrar el camino de las ánimas; las “flores” de color amarillo son símbolo de la festividad (el color de los muertos), aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, que al marcharse se irá contenta, mientras que la flor de color blanco (nube) significa pureza y ternura y acompaña a las ánimas de los niños.
Dicha celebración es reconocida a nivel mundial por ser enigmática y diferente al resto, por tal motivo, me permito comentarle que lo recibimos con los brazos abiertos para que venga a vivir esta experiencia.