ARENA SUELTA

POR TAYDE GONZÁLEZ ARIAS

Qué nivel de políticos son esos que ni siquiera les importa cuidar la investidura que tienen por el voto ciudadano y qué calidad de política tenemos cuando puede ser tu gobernante desde quien te dice que -le saludes a la tuya-, hasta quien te invita a ver -una triste historia- sí posiblemente los que merecemos y la que queremos, pues nos limitamos a burlarnos y a prestarnos a sus juegos.

Hace algunas semanas el presidente de la república, se entrometió flagrantemente en la elección que estaba en marcha, en plena campaña electoral hizo declaraciones fuera de lugar y de la ley, por lo que no tenemos claro, hasta donde medio su mano, pero si saber claramente como metió su lengua al proceso al descalificar a los contrarios, y apoyar a los suyos. Ciertamente uno no ́ puede dejar de lado sus emociones y sentimientos, pero, ¡caramba!, se manejan y no se deja que las emociones les manden frente a todos los medios que convoca por la mañana.

La retórica del presidente, como la de muchos otros políticos desde el más alto hasta el más bajo nivel, se está puliendo cada vez más, ya no sólo dicen palabras bonitas y mienten para ganarse primero los votos y después la aprobación, pues se ha caído en un cinismo en el que se habla de moral, de amor y paz, de abrazos y balazos pero por otro lado siguen dejando que el país se enjuague en sangre; vean lo acontecido en Zitácuaro con la desaparición y muerte de jóvenes, o en Tepalcatepec, o en Tamaulipas, o guerrero, o mejor le paramos por que tendríamos que referirnos a todo el país. Esos discursos vacíos de verdad, esas falacias, esa sinverguenzada de ser presidentes municipales, diputados, senadores o gobernadores y decir que sienten mucho la pérdida de tal o cual persona, la muerte por la delincuencia organizada de jóvenes o viejos que vienen enlutando a México desde hace años, no dá más que asco, y coraje antes que de verdad pensar que sienten la muerte de alguien, a quien debieron cuidar en vida y no lo hicieron, porque su incapacidad para hacer lo que dijeron o para cumplir lo que prometieron, sobre todo en materia de seguridad, nunca se ha cumplido, no se cumple ni lo cumplirán.

Hemos llegado a un momento en el que al parecer ya sólo nos puede salvar una o uno de esos superhéroes de las películas. Estamos en un punto de la existencia humana, en donde vale más la vida una res, que la de una mujer o un hombre.

Las escenas más recientes en las que el Gobernador de Michoacán, se refirió al partido en el gobierno como un “norcopartido”, no hace más que abonar a lo que desde el inicio de su gobierno el ejecutivo federal ha hecho; dividir a los mexicanos. Salir en cadena nacional, para hacer estas declaraciones a algunos les ha parecido valiente, lo que a todas luces es irresponsable, porque un gobernante no se representa a él o lo que particularmente siente o dice. Se trata de un representante popular, es decir del que tiene la voz de un pueblo, de quien representa a los intereses de grupo de personas, y por ende, las formas y la diplomacia deben imperar.

Acaso no se cansan de que les pongan sobrenombres, de que le hagan memes, de que se burlen de ellos, es de verdad agradable perder tan fácil el respeto por no respetar la ley, por no conducirse con decoro. Lo cierto es que no es cosa nueva en la política este tipo de situaciones que por lo menos decir son bochornosas y penosas ante el resto del mundo.

Que mal parados estamos los mexicanos con estos sujetos que dicen tener principios y luchar por la patria o por el pueblo pero que a la primera de cuentas se pasan por “el arco del triunfo” las restricciones y las instituciones.

Es cierto que tenemos libertades, y que la expresión libre, costó mucho y sigue costando bastante tenerla, pero no es válido para que la usen a contentillo, para que actuando como niños berrinchudos (con respeto a la niñez), se cierren la puerta, se deben de hablar y se saquen la lengua.

Bien valdría la pena, regresar a algunos (la mayoría), de la clase política a la primaria o la secundaria a la clase de civismo, de historia o de sociales, para que recuerden que si se burlaron de Porfirio Díaz, si se equivocó Cárdenas durante la terrible guerra cristera, ellos no lo tienen que hacer pasar a la historia, pues lo único que hablara bien de sí, será su trabajo por estar en armonía, por unir al país, por juntar a la gente, y no por sacarse la lengua, mostrarse un dedo o recordarse a su madre.