- Colorido y festivo día de muertos en comunidades originarias.
Lamberto Hernández Méndez
MESETA PURHÉPECHA.- Las diversas comunidades originarias, de las cuatro regiones purhépecha, como son, la zona lacustre del Lago de Pátzcuaro, Ciénega de Zacapu, Cañada de los Once Pueblos y la Meseta, recuerdan a sus fallecidos, con una festividad en los panteones, donde se distribuye comida y fruta, pero sin lugar a dudas, la música, como las pirekuas, son la mística común.
Aquí no hay catrinas, disfraces o halloween; aquí, se recuerda a sus santos difuntos con respeto y en medio de una gran festividad en los camposantos. En cada comunidad, a su propio estilo, pero el común denominador, es la música, es la pirekua, que es el canto de los purhépecha.
Ya sea con trío, mariachi, orquesta o a capela, las interpretaciones musicales que eran de la preferencia del familiar fallecido, al pie de la tumba, en su mayoría, debidamente adornadas con flores multicolores, donde destaca el cempasúchil.
En las casas de las personas fallecidas en el año reciente, se hacen altares y se reparten nacatamales, fruta, mucha fruta, adornan dichos altares, con la comida que era de su preferencia, así como algunas pertenencias, principalmente las relacionadas al trabajo que desempeñó en vida.
Al día siguiente, luego de la noche de ánimas, en el camposanto se lleva a cabo una misa, posteriormente, se reparte la fruta de los altares, comida y bebida, pero la música, es un ingrediente que identifica a cada comunidad originaria de esta región.
La cosmovisión de cada pueblo, de cada grupo étnico, pudiera ser diversa, pero al final, la festividad de Día de Muertos o noche de las ánimas, tiene un común denominador, recordar a sus santos difuntos y darles gusto con la comida y la música. Es nuestra identidad.